La arquitectura se relaciona a menudo con los edificios de los ricos, impecables casas blancas de playa, enormes rascacielos, o antiguas catedrales o palacios, son esos nuestros iconos de la arquitectura, los que muchas veces ganan premios o salen en revistas. Y nos olvidamos de la arquitectura para los más necesitados.
Sin embargo, la arquitectura es en realidad una profesión con carácter de servicio, no para ricos ni para pobres, sino para seres humanos, a través de la cual podemos impactar de manera positiva a la población y mejorar su calidad de vida.
“Si quieren hacer cosas que trasciendan, no piensen en ustedes, piensen en la gente.” Esta era una de las afirmaciones que más sólidamente escuchábamos de boca del arquitecto Fermín Estrella.
El tema de la vivienda de autoconstrucción ocupa más capítulos en libros de sociología y antropología que en volúmenes sobre arquitectura. “La arquitectura es un arte social”, decía Mockbee, “y como un arte social, es nuestra responsabilidad asegurarnos de que estamos creando una arquitectura que se adecua a la función, sino también al confort espiritual”.
Pero entonces, ¿Cómo puede acceder a una buena obra de arquitectura, alguien que a penas puede costearse materiales de baja calidad para construir su propia vivienda, ¿Cómo pueden estas personas acceder a los servicios de un arquitecto?
Según, Justin McGuirk, a través de una nueva manera de entender la arquitectura y la ciudad, que apuesta por un arquitecto activista o proactivo, atento a los problemas sociales de los sectores mas vulnerables.
El artículo “Rebeldes con causa, nuevos arquitectos para reconectar con la sociedad”, se propone una serie de características, para los arquitectos, entre ellas las siguientes:
¿Cuáles son las características de los arquitectos interesados en una arquitectura de carácter social y de servicio a la sociedad?:
- Querer mejorar la vida de las personas y replantear el papel de la arquitectura en la sociedad, entendiéndola como un servicio a los demás.
- Pretender llegar donde rara vez ha llegado la arquitectura, a los más necesitados, videnciando así la rebeldía que implica salir de la zona de confort.
- Renunciar a egos y a objetivos personales de riqueza, fama y poder.
- Trabajar en pro de la inclusión social y la integridad urbana conjurando las amenazas de desintegración.
- Trabajar no “para” sino “con” los futuros usuarios, empujando todos juntos, enseñándoles a construir, formando obreros, compartiendo conocimiento para mejorar las cosas.
- Entender que no se trata tanto de hacer sino de enseñar a hacer, lo que revela la importancia de la colaboración y el trabajo comunitario en equipo, así como el hecho de empoderar a la comunidad para que sus miembros construyan sus edificios.
- Reivindicar la dimensión social y pedagógica de la profesión.
- Buscar la mejor manera de vencer apatías y motivar a la gente, haciéndola participar y demostrando con logros que su vida puede mejorar.
- Reconocer que el cambio empieza por uno mismo –el arquitecto–, en lugar de exigir que sean otros –los usuarios, la gente– los que cambien.
- Reconocer lo informal como una parte esencial del ecosistema de la ciudad.
- Luchar contra el silencio y la invisibilidad de las áreas urbanas más desfavorecidas y trabajar para que los pobres no sean estigmatizados y etiquetados en función de su lugar de residencia.
- Basar las estrategias de intervención en los márgenes no en la destrucción de lo existente, por precario que sea, sino en su transformación y mejora a partir de sumar y añadir.
- Aprender a trabajar con lo que hay disponible, con lo más elemental y con mucha imaginación, con pocos medios pero con mucho empeño, empleando las propias manos como herramientas, es decir, ensuciándose las manos al realizar trabajos –instalaciones, tuberías, etc.– de los que el arquitecto tradicional no suele ocuparse, porque hacer arquitectura fuera de las leyes del mercado implica hacerlo todo.
- Sentirse a gusto con lo anterior, y admitir que para hacer cosas que satisfagan hay que estar dispuesto a sentir cierta incomodidad.
- Buscar en el trabajo arquitectónico un sentido más social que estético, aunque sin renunciar del todo a este último.
“¿Por qué debería haber alguna diferencia entre la casa de un campesino y la de un terrateniente? Construya ambos ladrillos de barro, diseñe bien y ambos podrán permitirse la belleza y la comodidad de sus sueños” – Hassan Fathy
Entonces, Una propuesta un poco soñadora tal vez, sería que los arquitectos puedan brindar sus servicios, por lo menos de asesoría y consultas de manera totalmente gratuitita a aquellos que, debido a sus limitaciones económicas no se encuentran en la posibilidad de contratar un arquitecto. Creyendo en la posibilidad de un crecimiento urbano inclusivo, donde los habitantes estigmatizados pasen a ser ciudadanos reconocidos de nuestras ciudades.
5 Ejemplos de arquitectos que realizan arquitectura social en Latino América.
Arquitectura para los más necesitados
Alejandro Aravena, Chile
El arquitecto chileno Alejandro Aravena participó de la construcción de más de 2500 viviendas sociales y auxilió a los afectados por el terremoto y el tsunami en Chile del 2010.
Mauricio Lama Kuncar/PUCC Gultro, Rancagua y O’Higgins, Chile
Vivienda rural FNH (2011). Casas para albergar a familias de zonas rurales que habían perdido sus propias viviendas en el terremoto del 2010. Las casas debían considerar de 3 a 5 integrantes, sin exceder los 50m2 pero con capacidad de ampliarse, y que el espacio contribuyera a mejorar la calidad de vida de los ocupantes.
Marcos Boldarini, Sao Paulo, Brasil
Residencial Corruíras (2013) Diseñado para facilitar el reasentamiento de los residentes de la favela Minas Gerais, el conjunto habitacional fue construido en un terreno al lado de la favela, que previamente fue retirada y sus habitantes transferidos a las unidades de la residencial.
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Michael Reynolds
Nave Tierra (2014), Argentina. El arquitecto norteamericano Michael Reynolds viaja por el mundo impulsando la construcción experimental y eco-consciente. Bajo estas premisas ha diseñado lo que él llama Earth Ships o Naves Tierra, casas fabricadas con elementos reciclados pensadas para funcionar de manera sustentable. A comienzos de 2014, Reynolds llegó a Ushuaia en Tierra del Fuego para construir la que ha sido bautizada como “la primera vivienda autosustentable de Latinoamérica”.
Guillermo Jaime Calderón
Mejoramiento Integral Asistido (MIA), fundado en 2009 por Guillermo Jaime Calderón, busca que familias en comunidades rurales marginadas tengan acceso a viviendas dignas.
Mauricio Valencia, Diana Herrera, Lucas Serna y Farhid Maya, Colombia
Parque Educativo (2014). Los arquitectos Mauricio Valencia, Diana Herrera, Lucas Serna y Farhid Maya aprovecharon la vegetación y biodiversidad de la zona para diseñar un gran espacio de encuentro con plazas, aulas y campo deportivo. El parque es ejemplo de las experiencias que contienen los espacio públicos, inclusivos y creativos.
Autor:
Arquitecta Jane Otiniano
CEO de Planes y Planos | Web de viajes de arquitectura
Este artículo fue publicado en la revista Arqzon de arquitectura. Te invito a seguirlos en sus redes sociales:
Fuente:
Prieto González, J. M., & Torrego Gómez, D. (2016). Rebeldes con causa: nuevos arquitectos para reconectar con la sociedad. Intersticios sociales, (12), 0-0.
https://www.clarin.com/arquitectura/arquitecto-pobres_0_S1MQ7nFPQx.html
https://revistacodigo.com/arquitectura/obras-arquitectura-social-america-latina/
2 comentarios
Bryan Zans · 23 agosto, 2021 a las 1:29 pm
Muy interesante, merece toda la difusión del mundo.
Planes y Planos · 24 agosto, 2021 a las 10:16 am
Me encantaría lo compartas en tus redes sociales 🙂 muchas gracias!